Sopita caliente
Texto – Dani Vasco
Dibujos – Emiliano Gómez López
Audiolibro
“¡Sopita caliente!, ¡sopita caliente!”, se escuchaba gritar muy puntual, todos los días a las 12:00 m., a doña Mercedes. Con gorra de boyscout, unos lentes de carey sostenidos con una fina cinta ilusión rosada que rodeaba su cuello y un colorete rojo —muy al compás de su alegría—, pedaleaba, con una sonrisa, una bicicleta setentera que jalaba un remolque en el que cargaba cinco ollas jadeantes de vapor. “¡Doña, sopita caliente, sopita caliente!”, le gritaban los niños con cariño, mientras en chancletas y haciendo morisquetas corrían a hacer la fila con platos y cucharas de metal.
“Que no falte no, la sopita caliente no, la que la seño Mercedes nos da con amor”,
cantaban con entusiasmo los de la cola, haciendo batucada con las cucharas y los platos, mientras la doña y otras mamás, con un gigante cucharón, servían las sopas.
Una mañana, doña Mercedes y su sopita caliente encabezaron el diario principal. La noticia corrió con mucha emoción, cual ventarrón de agosto:
Por tu ejemplo generoso y tu gran corazón
queremos ayudarte para que montes un mesón
donde muchos niños y niñas de toda la región
serán alimentados y abrazados con amor.
Doña sopita caliente ya no nos acompaña, pero, gracias a una generosa donación, creó un maravilloso espacio con hermosas cocinas. Les dio empleo a los papás de los niños y yo, quien cuenta esta historia, hoy soy la encargada de entregar mil sopas diarias. ¡Gracias le doy a la Mercedes que, cuando yo era chiquita, su sopita y sonrisa me ofreció!
Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y
la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
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Un proyeto de