Tren de luz
Texto – Dani Vasco
Dibujos – Isabela García Gil
Audiolibro
Todas las mañanas, doña Luz Prudencia se sentaba en una mecedora blanca
en el pasillo de su rancho a esperar que pasará el tren. Quería entender cómo
era posible que este artefacto moderno, transitara a gran velocidad sin dejar rastros de humo. «¡Chucu, chucu, chu!» Recordaba cómo en su juventud rugía el ferrocarril, dejando una nube negra de carbón quemado que la obligaba a limpiar a diario el hollín de sus muebles.
Una navidad llegó a visitarla, desde la ciudad, su único nieto; luego de la primera semana de estadía, el joven notó que su abuela después de servir el desayuno corría a sentarse en la mecedora para ver pasar el tren. Intrigado por esta particular rutina se decidió a preguntarle qué tanto observaba: ¿recuerdas una historia de amor? ¿esperas algún envío? ¿es un ejercicio terapéutico o de relajación? Ante todas estas preguntas, y con una tímida sonrisa mueca, la anciana le respondió que intentaba ver por cuál lado del tren, salía el humo. Después de un largo abrazo y un beso en la
frente, el nieto le contó:
— Ese tren que diario ves pasar, no es como los de tu juventud. Gracias al avance de la tecnología está equipado con dieciséis mil paneles que reciben la energía del sol, lo que permite que este pueda recorrer cientos de kilómetros sin botar nada de humo. Es por eso que ahora no tienes que estar limpiando la suciedad en casa y, lo más importante: este tren no contamina el planeta.
¡El misterio había sido resuelto!, doña Luz Prudencia comprendió, un poco más, cómo funcionan esos artefactos modernos y, abrazando a su nieto lo invitó a entrar a casa para que, le contara más de esos paneles del sol, mientras le preparaba un delicioso rollito de col.
Objetivo 9: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
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